Rezension über:

Irene J.F. de Jong (ed.): Space in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative, Volume Three (= Mnemosyne; Vol. 339), Leiden / Boston: Brill 2012, XIV + 610 S., ISBN 978-90-04-22257-1, EUR 184,00
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Rezension von:
Claudia N. Fernández
Instituto de Filología Clásica, Universidad Nacional de La Plata
Redaktionelle Betreuung:
Sabine Panzram
Empfohlene Zitierweise:
Claudia N. Fernández: Rezension von: Irene J.F. de Jong (ed.): Space in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative, Volume Three, Leiden / Boston: Brill 2012, in: sehepunkte 13 (2013), Nr. 2 [15.02.2013], URL: https://www.sehepunkte.de
/2013/02/22105.html


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Irene J.F. de Jong (ed.): Space in Ancient Greek Literature

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Con este nuevo volumen, ya son tres los libros de la colección Studies in Ancient Greek Narrative, editados por la académica holandesa Irene de Jong. [1] Esta nueva entrega, dedicada al estudio del espacio, como el resto de la serie, comienza con un capítulo introductorio de índole teórico -metodológica, a cargo de la misma de Jong, seguido de apartados - en esta ocasión ocho - que reúnen en estricto orden cronológico un número variado de capítulos dedicados a uno o dos autores de lengua griega. Los apartados, por su parte, responden a un criterio genérico: I. Poesía épica y elegíaca, II. Historiografía, III. Lírica coral, IV. Drama, V. Oratoria, VI. Filosofía, VII. Biografía y VIII. Novela. Se observa, en relación con las entregas anteriores, una leve disminución en el número de autores: la filosofía, por ejemplo, se ha visto reducida a Platón, y los oradores a Lisias y Demóstenes. Por lo demás, la reducción es bien insignificante, pues la serie sigue ostentando la pretensión de abarcar autores y obras de un lapso muy amplio, trasvasando los límites de la época clásica y el Helenismo, para llegar hasta la Roma Imperial, como lo demuestran los capítulos que conciernen a Pausanias, Dión Casio o Herodiano, entre otros. Los colaboradores son los mismos que, hasta el momento, han participado en la colección, con algunas pocas ausencias y otras pocas incorporaciones. En ese sentido destacamos la inclusión de Rush Rehm, responsable de los capítulos dedicados a Esquilo y Sófocles. Rehm ha investigado previamente el espacio en la tragedia griega y es una voz autorizada al respecto [2], por lo que su colaboración en este volumen significa una valiosa aportación.

En las dieciocho páginas que componen la introducción, Irene de Jong ofrece una síntesis de los principales problemas y conceptos que sobre el espacio ha concebido una teoría como la narratológica - heredera del estructuralismo y, por tanto, amiga de las catalogaciones y las taxonomías - y, con ello, adelanta los que serán los tópicos rectores de las ejemplificaciones que se suceden en el resto del libro. En primera instancia, la autora advierte que se entenderá el concepto de "espacio" en un sentido amplio, involucrando tanto el escenario de la acción, como las otras locaciones mencionadas en la historia, llamadas "marcos" (4) y presentes en sueños, pensamientos o recuerdos. Esta amplitud en el objeto favorece la inclusión de espacios que exceden lo meramente narrativo, como el de la performance, vital en la literatura griega más antigua, que siempre implica una puesta en escena y un contexto performativo. Este mismo afán inclusivo se deja leer en la incorporación de la teoría dramática. La integración del espacio a través del narrador, las posibilidades de focalización, los puntos de vista, la descripción o écfrasis, así como la forma más integrada de la narrativización del espacio - cuando un personaje confecciona un objeto, tal el paradigmático ejemplo de la construcción del escudo de Aquiles en Ilíada XVIII -, son todos temas discutidos en esta Introducción. La determinación de la función del espacio, sobre la que de Jong llama especialmente la atención, es el aspecto más desafiante de este tipo de análisis; con ello se supera la tentación de caer en las meras tipologías, que suele ser el peligro más evidente de la aplicación de este modelo teórico. De Jong postula una serie de posibles funciones del espacio -temática, reflejo de la acción, simbólica, caracterizadora de personajes, psicologista, o como personificación - e ilustra con reconocidos autores de la literatura universal como Flaubert, Scott Fitzgerald, Woolf, etc. En nota a pie de página se cita la bibliografía teórica; salvo alguna excepción, toda ella de los años 70 y 80. El glosario, que antecede a la Introducción, la aclara y completa.

Obviamente el libro no ha sido escrito para leerse en su totalidad, ni siquiera se espera que su lectura parcial respete el orden cronológico o genérico que rige su estructura. Cada capítulo se concibe como un todo en sí mismo. Sin embargo, aquellos redactados por un mismo autor, como los dedicados a Heródoto, Tucídides, Jenofonte y Polibio, escritos por Tim Rood, o aquellos otros destinados a Lisias y Demóstenes, a cargo de Mathieu de Bakker, o los que tratan sobre Caritón, Jenofonte de Éfeso y Aquiles Tacio, de Koen de Temmerman, manifiestan una visible cohesión y ofrecen en su conjunto una mirada diacrónica que no siempre se detecta en el resto del volumen. De Bakker ofrece una lectura de Lisias y Demóstenes que realza la manipulación del espacio en el marco de los mecanismos retóricos que los asemeja y los distingue, de acuerdo con sus intereses y objetivos, como la necesidad de Demóstenes de mirar más allá de las fronteras del Ática para crear la imagen de un hombre de estado dedicado, confiable y patriótico; en tanto Lisias confina el espacio a lo esencial, para argumentar o caracterizar, haciendo referencia a lugares de importancia religiosa, legal o histórica. De Temmerman, por su parte, pone de relieve el papel fundamental del espacio en la novela, que se entrelaza con diferentes tradiciones literarias y que en Caritón llega al punto de concebirse como una experiencia individual sujeta a una negociación psicológica.

Los colaboradores han tenido la libertad de escoger entre ofrecer una visión de conjunto de la totalidad de la obra de un autor o seleccionar algunas obras y brindar un estudio más parcial, aunque detallado. Entre los primeros se halla Irene de Jong, cuyo estudio sobre Homero es revelador de la integración del espacio a la trama, echando por tierra aquella falsa idea de que, hasta el s. XIX, la descripción tenía meramente una función ornamental. Los símiles o la descripción de objetos - lo que llama la "biografía de las cosas" (33) - son también objeto de su análisis. Entre los segundos, se encuentra Annette Harder y su capítulo sobre Calímaco. El espacio, demuestra la autora, estructura la obra de Calímaco, y se incorpora a sus mensajes programáticos y metapoéticos, ofreciendo claves interpretativas para sus poemas.

Además de los trabajos ya mencionados, sobresalen las contribuciones de Angus Bowie sobre el flexible y ambiguo espacio de la comedia aristofánica; de Kathryn Morgan, por su agudo análisis acerca del modo en que las descripciones del espacio y la naturaleza se integran a la filosofía platónica - sobre todo, la determinación de aquel "espacio metafísico", conceptual, existente más allá del cosmos -; así como la de Mark Beck sobre Plutarco, que retoma estudios previos y los expande, proyectando un verdadero estado de la cuestión sobre el tema.

Space in Ancient Greek Literature no agota - ni pretende hacerlo - el estudio del espacio desde una perspectiva narratológica, más bien se proyecta como un verdadero estímulo para profundizar en la investigación que se propone, ya sea utilizando el mismo modelo teórico, ya sea complementándolo con otros de crítica textual. Ciertamente un valioso aporte, de consulta obligada, para el estudio de la literatura griega.

Notas:

[1] En Narrators, Narratees, and Narratives in Ancient Greek Literature, Leiden 2004, y Time in Ancient Greek Literature, Leiden / Boston 2007 - reseñados ambos en Sehepunkte -, de Jong compartía la edición con otros especialistas.

[2] Es autor de The Play of Space: Spacial Transformation in Greek Tragedy, Princeton 2002.

Claudia N. Fernández