César Fornis: Grecia exhausta. Ensayo sobre la guerra de Corinto, Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 2008, 362 S., ISBN 978-3-525-25286-4, EUR 98,00
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Un buen número de artículos sobre el mundo griego durante el siglo IV a.C., así un reconocido libro sobre Esparta, hacen de César Fornis un investigador con probados pergaminos para abordar un tema tan complejo como la guerra de Corinto (395-386 a.C.). Asimismo la realización de un trabajo de estas características era sumamente necesaria dada la antigüedad de las únicas síntesis disponibles sobre la cuestión, las cuales merecían una revisión y puesta al día sobre la base de la abundante bibliografía específica producida en las últimas décadas.
El contenido abordado en el libro se estructura en trece capítulos. Los dos primeros son de carácter introductorio, siendo el primero una útil discusión de las fuentes y el segundo un estudio sobre los antecedentes y las causas del conflicto, recorriendo los distintos escenarios de la política exterior y articulando el desencadenante del conflicto con el imperialismo espartano como causa profunda. El III analiza la reconfiguración de la política de alianzas que culminará en 395 a.C. con el synédrion de Corinto, llevando a cabo a la vez un estudio sobre las características del mismo. En los siguientes dos capítulos (IV-V) se aborda la cuestión militar en las dos primeras fases del conflicto, explicándose los cambios producidos entre las batallas campales hoplíticas de los primeros años y la posterior guerra de desgaste en torno al istmo. El VI, por el contrario, desliza el foco de atención a los aspectos socio-políticos y se cuestiona acerca de la naturaleza de la unión entre Corinto y Argos. En el VII se explica el fin de la hegemonía naval espartana, para luego trasladarse en el VIII al escenario de la diplomacia y las fallidas conversaciones de paz (393/391 a.C.). El IX establece un salto hacia la política interna de Rodas, con el análisis de su stásis, pero siempre en relación con la política externa y su posición estratégica para la lucha en el Egeo. En el X se desarrollan los pormenores de las victorias de Ifícrates y sus peltastas, así como también las transformaciones que la utilización de esta forma de combate trajo aparejadas, mientras que en el XI se observa la guerra pirática llevada a cabo por Esparta sobre el Ática. El XII desplaza el centro de la preocupación hacia Atenas, conforme el renacer de sus aspiraciones imperiales y el desgaste de la guerra en el continente vuelcan las operaciones navales hacia el Egeo. Finalmente, el XIII estudia la naturaleza de la koinè eiréne, exponiendo algunas de sus implicancias hegemónicas.
El autor pone el énfasis en la "singularidad" de la guerra, que se reconoce en tres fases bien definidas del conflicto: una de grandes batallas hoplíticas, otra de combate de trincheras y una tercera de lucha por el control del mar. Se reconoce singular además por el cambio de escenarios geográficos (Grecia central, el istmo y el Egeo), como así también por el esfuerzo bélico desigual de las distintas póleis combatientes que se explica por la artificialidad del bloque conformado en torno al synédrion. De ese modo, el cambio de escenario geográfico, de combate y de intensidad del conflicto tuvo que ver con los intereses particulares de los aliados que comenzaron a entrar en tensión conforme se desarrollaba la guerra. El resultado de una guerra singular fue precisamente una paz de características singulares, la koinè eiréne, que se volvió un instrumento hegemónico posible sólo en un marco de consumición de los recursos económicos y humanos de las póleis griegas.
Desde esta perspectiva, cada uno de los capítulos del libro ocupa un lugar clave en la trama explicativa. Luego de repasar las tensiones generadas por el nuevo papel hegemónico espartano tras el fin de la guerra del Peloponeso, comienza el tercer capítulo con las características del synédrion de Corinto dando sentido al desarrollo posterior. La señalada diversidad de intereses y posiciones de las cuatro póleis (Tebas, Corinto, Argos y Atenas), unidas sólo por su oposición al arché espartano, ayuda a entender el porqué de la singularidad y las distintas "fases" de la guerra. El fracaso del synédrion en el campo abierto concentra la lucha en torno al istmo de Corinto, en una guerra de desgaste por el control de las rutas de comunicaciones. Es precisamente el estancamiento el que permite aludir a los problemas que comienzan a suscitarse en Corinto a raíz de la sistemática destrucción de cultivos e intercepción de las vías comerciales marítimas.
Esta polis se paraliza por la stásis interna, mientras que en las campañas terrestres de Grecia central Tebas participa con desgano, y cada vez más dispuesta a la paz, junto a una Atenas obligada a ello en virtud de las relaciones de xenía. Aquí engarzan perfectamente los siguientes dos capítulos que darán respuesta al porqué Argos y Atenas persisten en su disposición a la contienda. El escenario de la guerra no ha tocado aún la chóra de ninguna de ellas pero, fundamentalmente, son los intereses de Argos sobre Corinto y la renovada vocación imperial del dêmos ateniense en el Egeo los que ayudan a entender esta situación. La fragilidad de la alianza sigue siendo el foco de análisis. A partir de ese momento, Tebas permanecerá en guerra nominalmente y Corinto irá quedando cada vez más inmovilizada, lo que explica el desplazamiento del escenario militar de Grecia central y el istmo hacia Egeo a partir del 391 a.C.
La situación comienza a mirarse desde la óptica de Atenas, que ha sido la que mejor ha podido capitalizar los subsidios persas (reconstrucción de los muros largos, formación de un entrenado contingente de peltastas mercenarios). Su reaparición en el Egeo con una flota tiene ahora un objetivo claro: dominar la ruta del grano. Es esta diversidad de intereses la que impide el establecimiento de la paz a partir del 393 a.C., pues el dêmos ateniense es ahora el que más se empeña en la guerra que sostiene exitosamente en el continente (con Ifícrates y sus peltastas) y en el Egeo (con la flota al mando de Trasibulo). César Fornis consigue establecer de manera magistral interconexiones entre política interna y política externa, pero es precisamente lo militar lo que permite entender el cierre de la guerra. En el marco de una Grecia exhausta por las depredaciones y por los crecientes gastos militares, las destructivas campañas espartanas en territorio de Argos, la hostilidad de Persia y el éxito de Antálcidas en lograr controlar la ruta del grano forzaran a Atenas a aceptar los términos de la koinè eiréne.
El trabajo de César Fornis, si bien se halla anclado en un esquema narrativo, no descuida los aspectos analíticos y consigue establecer claves relacionales que permiten enlazar los acontecimientos militares con los problemas económicos, sociales, políticos y culturales de las póleis griegas al término de la guerra del Peloponeso y durante el desarrollo de la guerra de Corinto. La relevancia del tema abordado para el estudio es vital para comprender un momento de transición entre el final de la guerra del Peloponeso y el desarrollo de la crisis del siglo IV a.C., lo cual hará que, sin duda, este libro se convierta en una obra de consulta ineludible para quien aborde el estudio de dicho periodo.
Álvaro Moreno Leoni