Irene J.F. de Jong / René Nünlist (eds.): Time in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative. Vol. 2 (= Mnemosyne; Vol. 291), Leiden / Boston: Brill 2007, xiii + 542 S., ISBN 978-90-04-16506-9, EUR 139,00
Inhaltsverzeichnis dieses Buches
Buch im KVK suchen
Bitte geben Sie beim Zitieren dieser Rezension die exakte URL und das Datum Ihres Besuchs dieser Online-Adresse an.
Irene J.F. de Jong (ed.): Space in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative, Volume Three, Leiden / Boston: Brill 2012
Gregory W. Dobrov (ed.): Brill's Companion to the Study of Greek Comedy, Leiden / Boston: Brill 2010
Irene J.F. de Jong / René Nünlist / Angus Bowie (eds.): Narrators, Narratees, and Narratives in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative. Vol. 1, Leiden / Boston: Brill 2004
Irene J.F. de Jong (ed.): Space in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative, Volume Three, Leiden / Boston: Brill 2012
Irene J.F. de Jong / René Nünlist / Angus Bowie (eds.): Narrators, Narratees, and Narratives in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative. Vol. 1, Leiden / Boston: Brill 2004
El segundo volumen de la serie Studies in Ancient Greek Narrative, colección dirigida por Irene De Jong y René Nünlist, se ocupa de analizar, en el corpus de la literatura griega antigua, los dispositivos narrativos relacionados con el tiempo que la moderna teoría narratológica ha identificado, y lo hace además desde una perspectiva diacrónica que aporta una mirada histórica a una metodología de índole estructuralista como la escogida. En su conjunto, el volumen deja ver este afán por hacer visibles las relaciones que concatenan los diversos textos estudiados, los que se presentan agrupados, como en el volumen inaugural de la serie [1], siguiendo un criterio genérico, y ordenados internamente en forma cronológica en un número variado de capítulos. Se ofrece de este modo un trasiego por ocho géneros literarios (I épica y elegía, II historiografía, III lírica coral, IV drama, V oratoria, VI filosofía, VII biografía y VIII novela), por unos veintiocho autores (algunos menos que en el tomo previo) [2], a lo largo de doce siglos.
Irene De Jong tiene a su cargo la Introducción, donde expone, con claridad, precisamente las categorías temporales alrededor de las cuales se organizará el desarrollo de cada uno de los capítulos. Sobre la base, esencialmente, de las propuestas de Gérard Genette y Mikie Bal, quedan planteadas estas cuestiones básicas de la temporalidad narrativa: 1) orden - desde el lineal sucesivo a las anacronías producidas por las analepsis y prolepsis -, 2) ritmo - la cantidad de tiempo que se le dedica a la narración de un evento - ya sean resúmenes o escenas detalladas, o simplemente el silencio, como en la elipsis -, y 3) frecuencia - noción que surge de la relación entre fábula y sujet, ya que un mismo acto puede contarse de manera singular o puede repetirse o, por el contrario, varios hechos pueden ser presentados juntos de una vez (iteración). El desarrollo teórico se ve esclarecido por ejemplificaciones que provienen de los clásicos de la literatura universal, sobre todo ingleses y franceses. El glosario de términos relacionados con la teoría narratológica que antecede a la Introducción responde a este mismo interés didáctico de dar a conocer de manera resumida una jerga específica que podría resultar, para los neófitos, oscuramente técnica.
A pesar de la heterogeneidad que podría pensarse debería caracterizar a un volumen que recoge un número apreciable de colaboraciones, queda manifiesta la directriz de acotar el desarrollo de los enfoques a los temas pautados en la Introducción, lo que otorga un aire de uniformidad al libro. Fácil de ver, no todas las obras ni todos los géneros ofrecen las mismas posibilidades de análisis. Estas limitaciones o potencialidades no quedan ocultas; por el contrario, sobre estas cuestiones también se llama la atención. Hay obras, por ejemplo, que por su vastedad o simplemente por su carácter complejo impiden arribar a conclusiones generalizadoras. Es el caso de Píndaro, donde el propio René Nünlist (a cargo del capítulo correspondiente) expone sobre la dificultad de postular afirmaciones generales aplicables a todas las odas del poeta. Las estrategias para superar estas dificultades han sido variadas: ante la imposibilidad de abordar en un capítulo la problemática del tiempo en las Etiópicas de Heliodoro, John Morgan ha limitado su investigación a aspectos particulares, negándose a catalogar el fenómeno por completo - la ambición y aspiración del narrador se traduce en su manejo del tiempo -; Michael Edwards, por su parte, decidió concentrarse en unos pocos discursos de Demóstenes, dada la considerable variedad en la manera en que el orador manipula el tiempo.
Lo cierto es que cada colaborador ha sabido adaptar los dispositivos narratológicos de análisis a la materia que le ocupa. Muchos no han dejado de lado las excepcionalidades. En esa dirección, René Nünlist destaca la particularidad del "Himno homérico a Hermes" que especifica los detalles cronológicos a diferencia del resto del corpus que ofrece referencias imprecisas sobre el mismo tema. No han faltado tampoco los ejemplos y comentarios sorprendentes: Polibio, por caso, en opinión de Tim Rood, parece haber escrito con las categorías temporales de Gérard Genette "en mente" (165). Vale decir que tras la aparente uniformidad hay empero concienzudas adecuaciones. Así Ilíada y Odisea (Capítulo 1) se analizan en forma conjunta, en tanto Teogonía y Trabajos y días (Capítulo 2) se exponen individualmente en estudios particulares que atienden a sus diferencias.
Difícil, y hasta injusta, podría resultar la intención de determinar aquellos capítulos más destacados porque, a decir verdad, son parejos en sus logros y alcances. A la hora de escoger, sin embargo, no dudaríamos en subrayar la minuciosidad del estudio dedicado al historiador Arriano, a cargo de Thomas Hidber, o los capítulos de Jacqueline Klooster sobre Apolonio de Rodas y Teócrito, o los de Kathryn Morgan sobre Platón y Jenofonte. Irene De Jong, en una excelente indagación sobre las tragedias de Sófocles, relaciona el uso del tiempo con el interés general del dramaturgo por las vicisitudes de la vida de los mortales y el modo en que el pasado usurpa el presente. Por último, no podemos evitar la mención del brillante estudio de Tim Whitmarsh sobre Filóstrato (Vida de Apolonio de Tiana).
El epílogo, a cargo de los editores, ofrece una mirada de conjunto sobre los autores examinados. Las conclusiones no dejan de sorprender. El hecho de que no exista un patrón uniforme en lo que respecta a las categorías narratológicas ligadas al tiempo, podría ser un buen argumento para poner en crisis la misma noción de la clasificación genérica. Sucede que, según se ve, los mismos dispositivos temporales ocurren en géneros distintos y, aun dentro de un mismo autor con frecuencia tampoco puede detectarse una única tendencia: Teócrito, por ejemplo, experimenta con las formas de la temporalidad y utiliza variados recursos temporales para lograr también variados efectos.
No hay dudas de que la moderna narratología provee una herramienta eficaz para determinar fenómenos y catalogarlos, para poner un orden ante el vasto problema de la temporalidad, aspecto por cierto complejo que demanda ser estudiado también desde otras modalidades metodológicas: psicológica, filosófica, antropológica, entre muchas. La narratología, como efectivamente pone en evidencia el presente volumen, advierte sobre esta problemática, y en más de una oportunidad se limita a plantear cuestiones antes que resolverlas. Pero también ha revelado ser útil, sin embargo, para atender a preocupaciones de orden morfosintáctico relacionadas o a los efectos que sobre la interpretación produce el uso de un determinado recurso. Inclusive ha sabido reconocer y rever algunos manidos clichés que se han repetido sin más con respecto al empleo narratológico del tiempo en ciertos autores de la literatura griega clásica. Nos estamos refiriendo concretamente a la mirada crítica de De Jong acerca de la idea bajtiniana de que el mundo épico presenta un pasado absoluto. Bien demuestra la autora que los abundantes símiles, en su omnitemporalidad, inscriben un puente entre pasado y presente. Otra interesante corrección se plantea a la bien conocida aseveración de la prevalencia en Píndaro de la composición anular - y por tanto no cronológica -, cuando en verdad, de acuerdo con la efectiva argumentación de René Nünlist, se trata más bien de una excepción, ya que suele Píndaro seguir una secuencia cronológica en sus narraciones.
Como su antecesor, este nuevo volumen de la colección sobre la narrativa griega resulta sin duda una obra de consulta obligada. Como los propios editores han expresado, es propicio que este libro inspire nuevas investigaciones sobre el tiempo - un tema, por otra parte, sobre el cual los griegos han mostrado una constante conciencia - que ratifiquen o rectifiquen el cuadro de situación que el presente volumen plantea y ahonden sobre la problemática. Se cierra el libro con la bibliografía crítica citada y un índice temático acotado a las categorías narratológicas del tiempo que se han estudiado.
Notas:
[1] Cf. la reseña: Claudia N. Fernández: Irene J.F. de Jong/René Nünlist/Angus Bowie (ed.): Narrators, Narratees, and Narratives in Ancient Greek Literature. Studies in Ancient Greek Narrative, Vol. 1, Leiden/Boston/Tokyo 2004, in: sehepunkte 6 (2006), no. 7/8, URL: http://www.sehepunkte.de/2006/07/9381.html
[2] Hemos dejado de lado en el repertorio a los autores de los himnos homéricos y, fácil de ver, un autor como Jenofonte es objeto de estudio de varios capítulos según se trate de su obra filosófica, histórica o biográfica. Asimismo hay capítulos que se ocupan de más de un autor, como el que les corresponde a Píndaro y Baquílides.
Claudia N. Fernández