R.H. Rodgers (ed.): Frontinus. De aquaeductu urbis Romae (= Cambridge Classical Texts and Commentaries; 42), Cambridge: Cambridge University Press 2004, XV + 431 S., ISBN 978-0-521-83251-9, GBP 65,00
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Es un hecho indudable que en los últimos años, décadas incluso, la literatura técnico-científica clásica, y más en particular la latina, ha dejado de ser un ámbito periférico en los intereses de los estudiosos. Con esta edición crítica del De aquaductu urbis Romae acompañada de comentario Robert H. Rodgers hace una generosa contribución a cuantos centran su atención en el estudio de las obras clásicas que constituyen este tipo de literatura. Y esto es algo que no puede sorprender a quien haya seguido el curso de las investigaciones de R. Rodgers, siempre ligadas a lo técnico-científico: a él se deben, entre otras cosas, la edición crítica de la obra completa de Paladio [1], algunos artículos sobre la tradición tardía de la literatura agronómica clásica y otros sobre el propio Frontino y ciertos aspectos relativos a su obra.
El volumen que ha elaborado Rodgers, auspiciado por los editores de la colección Cambridge Classical Texts and Commentaries, consta de tres miembros: una esmerada introducción, el texto crítico del De aquaeductu y el comentario de la obra. Como complemento de lo anterior, el volumen ofrece tres breves apéndices, un repertorio de mapas y otro de tablas.
En la introducción (1-61) el autor expone ágil y eficazmente los aspectos biográficos de Frontino y las coordenadas que caracterizan su obra. Es destacable en ella la revalorización de la figura de Frontino como personaje de primer orden en el panorama político y cultural de la Roma del último cuarto del siglo I d.C., y de forma más acentuada en época de Trajano. Rodgers insiste con acierto en la relación entre el princeps y el representante de la élite senatorial que pone al servicio del Estado no sólo su faceta política sino también su producción literaria. En este sentido el vínculo que se establece con el princeps evoca el prototipo de relación que encarnaban en el imaginario romano Agripa y Augusto. Como afirma Rodgers "the grand example of Marcus Agrippa must never have been far from Frontinus' mind" (17). También son objeto de disquisición el contenido y la forma de la obra, que en su particularidad son considerados por Rodgers un unicum literario. Sin embargo, apenas se presta atención a la relación de la obra con la demás producción literaria de Frontino, los Strategemata y los restos conservados de su obra gromática, lo que probablemente serviría para definir con mayor tino su naturaleza. En relación con este particular se encuentra la consideración de la obra como un commentarius (igual que sus Strategemata), la coincidencia en los objetivos didáctico-formativos de la obra gromática y del De aquaeductu (fundamentados en la combinación de elementos de cálculo con elementos de carácter jurídico) y, sobre todo, la concepción de toda su producción escrita en función de un profundo sentido de la utilitas que debe concretarse primeramente en el plano profesional y, ulteriormente, en el plano cívico y político. Rodgers se centra básicamente en el valor de la obra como instrumento político y por ello la interpreta como un "pamphlet" que sirve como elemento propagandístico al servicio del emperador.
El segundo aspecto fundamental tratado en la introducción es el de la tradición y el establecimiento crítico del texto. En el bloque de contenido encomendado a esta cuestión (30-61) Rodgers parte de la consideración del codex Casinensis copiado en la abadía de Monte Cassino hacia el año 1130 por Pedro Diácono y recuperado por Poggio en el año 1425, hito que marcó el redescubrimiento de un texto de la importancia documental del De aquaeductu. Seguidamente Rodgers pasa a valorar los testimonios relativos al perdido codex Hersfeldensis para concluir taxativamente que ni este manuscrito ha sobrevivido ni lo ha hecho tampoco ningún manuscrito dependiente de éste: "careful study of the recentiores [...] reveals that these manuscripts are all descended from the Casinensis", y unas líneas más abajo "our sole authority for the text of De Aquaeductu is the copy made by Petrus Diaconus of Monte Cassino" (37), por lo que el codex Casinensis es calificado "the sole basis on which a critical edition of this text may be be constituted" (58). La cuestión es crucial ya que esto supone que Rodgers retoma la tesis de Bücheler de que todos los manuscritos conservados que contienen la obra frontiniana proceden del codex Casinensis. Este fue el planteamiento que imperó durante todo el siglo XIX y las primeras décadas del XX y el que fundamentaba la selección de un texto crítico de la obra muy cercano al del propio manuscrito casinate en las ediciones de la época. [2] Sin embargo desde que W. Aly propuso en 1913 que dos de los manuscritos derivaban del perdido Hersfeldensis [3] la idea de que todos los manuscritos procedían del Casinensis se descartó de manera generalizada y este nuevo estado de cosas cristalizó en las ediciones de P. Grimal, de C. Kunderewicz y de F. González Rolán. [4] No obstante, hubo quien como H. Bloch persistió en la idea de que la tesis correcta era la de Bücheler. De Bloch se declara discípulo Rodgers (XV y 61) y a Bloch está dedicada esta obra en la que el autor recupera la visión de su maestro de la tradición manuscrita de la obra. Rodgers cuenta a su favor con la autoridad de la opinión de Michael D. Reeve [5], pero esto no impedirá que surjan contra su edición las voces de quienes apuestan por la hipótesis representada por Grimal, Rubio, Kunderewicz, et cetera.
El texto crítico (65-117) que Rodgers presenta en esta edición se basa en el testimonio del codex Casinensis como arquetipo (denominación con la que Rodgers se refiere reiteradamente a este manuscrito). Tal es su apego al Casinensis que en el texto editado aparece indicada puntualmente la sucesión de folios en el manuscrito y el punto exacto en que se pasa de un folio a otro. La obra se ha conservado en un estado a menudo calamitoso de lo que dan muestra los dieciséis pasajes que aparecen marcados con cruces desperationis. Por ello mismo, el texto latino aparece sembrado de símbolos críticos (<...> addenda; [...] lacuna; {...} delenda; itálica para señalar conjeturas caracterizadas por "grave incertainty"), que en ocasiones llegan a suponer un obstáculo para su legibilidad. Difícilmente se puede encontrar otra edición contemporánea con una cantidad tan alta de integraciones en el texto por vía de la conjetura, algunas de las cuales constan de frases enteras formadas por más de diez palabras (e. g. 11, 4). Teniendo en cuenta que el aparato crítico es bastante claro y sucinto, quizás no habría estado de más tratar de explotar en mayor medida sus posibilidades, incluyendo en él conjeturas de editores modernos que han quedado confinadas al comentario. Con todo, la edición que presenta Rodgers ofrece la versión más comprensible de la obra de Frontino. Respecto a las decisiones del editor a la hora del constituir el texto sobresalen dos supresiones particularmente relevantes por sus implicaciones: la del pasaje (88, 1) en el que se percibía un eco de Marcial (12, 8) aducido a menudo para postular la amistad entre Frontino y el poeta hispano; y la de la mención al emperador Trajano (93, 4), pasaje fundamental para la determinación exacta de la cronología de la obra. Ambos pasajes son eliminados por Rodgers bajo la sospecha de ser añadidos de Pedro Diácono.
El comentario (121-336) está a la altura del esfuerzo requerido. Si siempre es difícil articular de modo solvente el comentario de una obra clásica, hacerlo cuando se trata de una obra enmarcada en la literatura técnico-científica lo es aún más. Sin embargo Rodgers logra que su comentario bascule equilibradamente desde los contenidos más específicamente técnicos como los relativos a la ingeniería, a las matemáticas o a la hidráulica hasta los contenidos de naturaleza jurídica pasando por los de tipo arqueológico, histórico y filológico. Únicamente en algunos momentos las apreciaciones estilísticas parecen teñidas por la subjetividad, pero incluso en éstas se refleja el compromiso del autor en su labor.
El volumen se completa con tres apéndices (337-346): "El uso del De Aquaeductu por parte de Poggio"; "Inscripciones pertinentes al texto de Frontino" y "La imposibilidad de determinar un valor exacto para la medida romana quinaria", este último de Ch. Bruun; tres mapas (347-349): Rutas extraurbanas de los acueductos antiguos; Rutas de los acueductos en Roma, y Piscinae cercanas al séptimo miliario; y once tablas que presentan sistemáticamente los datos referidos por Frontino en su obra (350-359). Cierran la obra una exhaustiva bibliografía y un índice de citas literarias y epigráficas y otro general.
La obra de Rodgers constituye un instrumento fundamental para todo aquel que deba dedicarse directa o indirectamente al estudio de Frontino y de su obra, no sólo por el renovado texto latino que presenta sino también por su introducción y por su comentario a la obra, y es deseable que la labor realizada por Rodgers con Frontino se extienda a otros autores que deben ser editados y, sobre todo, comentados.
Notas:
[1] Palladius Rutilius Taurus Aemilianus: Opus agriculturae, De ueterinaria medicina, De insitione, Leipzig 1975.
[2] F. Bücheler: Iulii Frontini De Aquis Vrbis Romae libri II, Leipzig 1858; F. Krohn: De aquaeductu urbis Romae, Leipzig 1922; C.E. Bennet / M.B. McElwain: Frontinus, The Stratagems and The Aqueducts of Rome, London 1925.
[3] W. Aly: Zur Überlieferung des Dialogus, en: RhM 68 (1913), 636-637. Los manuscritos eran Vaticano, Vat. lat. 4498 y Paris, Bibl. Nat., n. a. l. lat. 626.
[4] P. Grimal: Frontin, Les Aqueducs de la ville de Rome, Paris 1944; C. Kunderewicz: Sex. Iulius Frontinus, De aquaeductu urbis Romae, Leipzig 1973; T. González Rolán: Frontino, Los acueductos de Roma, Madrid 1985.
[5] M. D. Reeve: Frontinus, en: L. Reynolds / P. K. Marshall (Eds.): Texts and transmission. A survey of the Latin classics, Oxford 1983, 166-170, quien descarta la posibilidad de que ninguno de los manuscritos conservados descienda del Hersfeldensis, salvo que éste descendiera a su vez del Casinensis.
David Paniagua Aguilar