D. R. Shackleton Bailey (ed.): Quintilian. The Lesser Declamations I, Cambridge, MA / London: Harvard University Press 2006, 467 S., ISBN 978-0-674-99618-2, USD 21,50
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D. R. Shackleton Bailey (ed.): Quintilian. The Lesser Declamations II, Cambridge, MA / London: Harvard University Press 2006, 445 S., ISBN 978-0-674-99619-9, USD 21,50
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Thorsten Fögen (Hg.): Antike Fachtexte / Ancient Technical Texts, Berlin: De Gruyter 2005
Danièle Conso / Antonio Gonzales / Jean-Yves Guillaumin: Les vocabulaires techniques des arpenteurs romains, Besançon: Presses Universitaires de Franche-Comté 2006
Cassiodorus: Institutions of Divine and Secular Learning and On the Soul. Translated with notes by James W. Halporn. An introduction by Mark Vessey, Liverpool: Liverpool University Press 2004
Esta publicación en dos volúmenes de las Declamationes minores atribuidas a Quintiliano o a alguno de sus discípulos arrastra consigo muchas connotaciones especiales. Por una parte se trata del volumen 500 de la respetadísima colección de textos griegos y latinos de la Loeb Classical Library, fundada por James Loeb en 1911 e inaugurada en el año 1912 con los Argonautica de Apolonio de Rodas que preparó R. C. Seaton. Desde entonces, el catálogo de la biblioteca clásica de Loeb ha ido aumentando sin cesar llegando a completar una lista excepcional de títulos de la literatura griega y latina, siempre con su característica fórmula de texto original enfrentado a la traducción inglesa. Apenas seis años después de su fundación Virginia Woolf aseguraba entusiasmada en el Times Literary Supplement "The Loeb Library, with its Greek or Latin on one side of the page and its English on the other, came as a gift of freedom". El entusiasmo de V. Woolf se generalizó y esto ha terminado por hacer que no solamente constituya la colección de textos clásicos en traducción inglesa por antonomasia sino que incluso en ámbitos filológicos no anglófonos represente un punto de referencia ineludible para el estudioso, sobre todo en el caso de textos tradicionalmente poco atendidos como los que constituyen la literatura técnico-científica y los que se enmarcan en periodos o subgéneros literarios de interés minoritario.
Pero si la celebración de la llegada al volumen quingentésimo de la colección de Loeb es un acontecimiento significativo no lo es menos otro coincidente con éste; la publicación de las Declamationes minores supone la publicación de la obra póstuma de D. R. Shackleton Bailey, excelsa figura en el panorama internacional de estudios de literatura latina y personaje idolatrado en ámbito norteamericano, fallecido el 28 de noviembre de 2005 a los 87 años de edad. Precisamente Shackleton Bailey fue uno de los impulsores de la colección Loeb en la sección latina pues no en vano a él se deben 18 volúmenes: 3 de Marcial, 2 de Valerio Máximo, 3 de Estacio, 8 dedicados a la correspondencia de Cicerón y estos 2 últimos que deja como legado póstumo. Pero su intensa actividad crítica también se plasmó en numerosas ediciones críticas para la Bibliotheca Teubneriana y la Oxford University Press. Su excelencia filológica viene, además, acotada por una serie de incontables anécdotas acerca de su asombrosa excentricidad: amante empedernido de los gatos (a uno de ellos dedicó una de sus mejores obras), aficionado al alcohol y al poker y ávido recolector de monedas extraviadas por el suelo, que siempre iba escrutando en sus paseos.
Así pues esta reseña pretende no sólo ofrecer una evaluación crítica de la obra, sino también, por una vez, brindar un homenaje merecido tanto al eminente Shackleton Bailey como a la extraordinaria Loeb Classical Library.
El primer volumen se abre con un índice de contenidos (v-vii) y una brevísima introducción (1-6) que apenas sirve para situar al lector en el contexto de la obra y de sus problemas, pues de ella las páginas 5 y 6 están encomendadas a la recapitulación de siglas y abreviaturas. Inmediatamente después se pasa a la presentación del texto latino con su correspondiente traducción inglesa: en este volumen tienen cabida las declamationes 244-311 (6-467). El segundo volumen empieza igualmente con un índice de contenidos (v-viii) que hace de único preámbulo a las declamationes restantes, las numeradas 312 a 388 (2-445). De este modo quedan distribuidas las 145 declamationes atribuidas en los códices a Quintiliano. Los volúmenes no presentan ningún tipo de índice final.
La edición que ofrece aquí Shackleton Bailey es característicamente intervencionista sobre el texto transmitido; más incluso de lo que es habitual en las ediciones del filólogo inglés. Tomando como punto de referencia su edición crítica de la obra publicada por Teubner en 1989 [1], el texto presentado contiene 89 variaciones debidas a la voluntad del editor. Estas intervenciones se pueden resumir a grandes rasgos diciendo que se concretan en 32 integraciones al texto (la mayor de todas añade 5 palabras), 18 supresiones (la mayor atetiza 8 líneas), 36 conjeturas que modifican lectiones de los manuscritos y 3 transposiciones de texto. Este afán corrector llega a producir la impresión de que en ciertas secciones de la obra el editor rescribe el texto para hacerlo más sencillo o más comprensible, traicionando en alguna medida su verdadera naturaleza. Sin duda en este intervencionismo ha pesado de manera definitiva el hecho de que el texto editado iba a ser publicado por Loeb, lo que lleva al editor a hacer "concessions to readability and resort to the cross of despair in extremis", como confiesa en la introducción (4). No obstante, las notas bien podrían haber cumplido esa función sin necesidad de alterar un texto latino que, además, la mayoría de las veces tiene sentido pleno sin necesidad de operar en él ningún cambio.
En lo que se refiere a la traducción inglesa de la obra el estilo de Shackleton Bailey se hace patente desde el principio; su capacidad para adaptar la traducción a un registro equivalente al que emula la obra latina traducida confiere una naturalidad al texto fundamental para que el lector pueda recrear las escenas dibujadas por el autor. En ocasiones aflora la tensión que surge entre el afán por ofrecer una traducción en lengua viva y cotidiana y la necesidad de mantener el rigor filológico, pero rara vez llega a romperse el equilibrio entre ambas fuerzas: una de las virtudes del Shackleton Bailey traductor.
El resultado final está prácticamente libre de erratas, algo que redunda en la propia calidad de los volúmenes. No obstante, uno de los escasos errores que alberga la edición debe ser corregido por su importancia: en los Sigla codicum (6), B es empleado para designar tanto el manuscrito Monacensis lat. 309 como el Vaticanus Palatinus lat. 1558. Se trata de un error pues B es la sigla para el primero y el Vaticanus Palatinus debe ser D. En el aparato crítico Shackleton Bailey utiliza con normalidad las siglas B y D para referirse a estos manuscritos, como henos indicado, por lo que se trata sin duda de un lapsus o de un error tipográfico.
Asimismo, en esa misma sección inicial de la introducción en la que esboza la transmisión manuscrita de la obra, se refiere a E, un códice de procedencia germana según Bischoff, que sobrevive en dos fragmentos descubiertos por M. McCormick. Shackleton Bailey afirma que estos fragmentos contienen partes de las declamaciones 354-357 y 372-381 y remite a la introducción del comentario de M. Winterbottom a esta obra. [2] Sin embargo, a diferencia de esto, tanto en esa introducción como en el artículo dedicado a esta obra en Texts and Transmission, Winterbottom indica que los fragmentos conservados contienen partes de 354-357 y 377-381, lo que hace pensar que el 372 del editor sea un error por 377.
En la nota 14 de la página 399 del volumen I aparece "mauscripts" que debe corregirse en "manuscripts". En la página 46 del volumen II se lee "rnilitem" en vez de "militem" (decl. 317, 7), y en 364 donde se lee "uiolari sepulcri" debe leerse "uiolati sepulcri" (decl. 369, thema). En la página 356, al inicio de la declamatio después del thema (decl. 367, 1) Shackleton Bailey comienza traduciendo una frase afirmativa, cuando el texto latino comienza con una interrogativa. Se trata de un doblete de la última frase del thema que quizás el editor manejaba como alternativa a su traducción del texto y que debe ser suprimida.
Se trata de pequeños errores fácilmente subsanables en futuras reediciones de la obra, porque al fin y al cabo la traducción de esta obra al inglés que nos ofrece la Loeb Classical Library es la primera disponible de la obra completa y está destinada a perdurar durante mucho tiempo en los anaqueles de los estudiosos del mundo romano. Es el último servicio de Shackleton Bailey a la Filología Latina.
Notas:
[1] Declamationes minores, Stuttgart 1989.
[2] The Minor Declamations ascribed to Quintilian, Berlin / New York 1984, xxii-xxiii.
David Paniagua Aguilar